miércoles, 30 de marzo de 2011

resumen breve

El bueno de Manuel, un vivaz niño de nueve años, recibe de su padre un balón de fútbol como regalo de cumpleaños. Hablamos de una vereda que podría estar ubicada en cualquier montaña de Antioquia, aislada del mundo, apenas pendiente de sus tragedias cotidianas, de sus alegrías peregrinas. Manuel recibe un balón de cumpleaños y lo estrena con sus amigos en la única cancha de fútbol del pueblo, un barrizal en el que los niños viven sus sueños de gloria. Pero entonces sucede lo inevitable en este país de desdichas sucesivas: en un despeje, el balón va a dar a un campo minado

Valiéndose de actores naturales (niños campesinos antioqueños), con el respaldo de uno que otro actor profesional (Hernán Méndez, por ejemplo, hace las veces del papá de Manuel), Carlos César Arbeláez mira el conflicto colombiano a través de los ojos de los niños. Metidos entre los fuegos (el de la guerrilla y el de los paramilitares) de los grupos armados ilegales que se disputan el pueblo con la fuerza de la intimidación, los niños viven su propio drama: el de recuperar el balón sin pisar una mina; el de perder a los amigos, que poco a poco van desgranándose con sus padres hacia el desplazamiento forzado.
Y hacia el final de la cinta, un símbolo: el del paisaje que pintan los escolares para gritarles a los violentos que su esperanza es la paz. Parece cursi, es verdad, pero también lo es la realidad de esos pueblos, sobre los cuales Arbeláez trata de llamar la atención, esos pueblos sometidos a la ignorancia de dos bandos salvajes que terminan vengándose de su enemigo con sangre inocente.
Nos hace falta mucho cine todavía para que podamos explicar los traumas de este conflicto increíble. En este sentido, cintas como la de Arbeláez abren trocha. Lo único que no puede pasar es que cerremos los ojos bajo la consigna de que estamos hartos de “este tipo de películas”. Este tipo de películas somos nosotros.

No hay comentarios:

Publicar un comentario